24.9.10

Estoy leyendo un libro de Carl Sagan, El cerebro de Broca, que es básicamente una recopilación de artículos, conferencias, ensayos... sobre diferentes temas científicos, explicados "para todos los públicos". Por ejemplo, habla con detalle de la literatura de ciencia-ficción, que le parece importantísima como arte y una manera genial de atraer a los jóvenes a la ciencia; da muchas y buenas razones éticas para invertir dinero en la exploración del cosmos y en la búsqueda de vida extraterrestre; defiende la investigación en inteligencia artificial (es un libro de 1974, quedaban décadas para que Deep Blue ganara a Kasparov)... Y todo con una pasión contagiosa que por momentos me hace olvidar que supuestamente soy de letras puras (me parece que esta división de personas en letras y ciencias tiene los días contados, si no es directamente anticuada ya).

Durante todo el libro, había ido observando que Sagan evita hacer juicios terminantes en cuestiones relacionadas con lo religioso: busca hacer pensar más que llevar la razón, y se ve que valora mucho la posibilidad de convencer a grandes cantidades de personas muy diferentes a él, así que intenta por todos los medios resultar lo menos ofensivo posible. Queda implícito que no es creyente, pero es menos incendiario que Richard Dawkins y por momentos mucho más ambiguo en el tema que Bertrand Russell. Así y todo, hay un capítulo llamado "El sermón dominical" que resume y explica mi opinión de atea mucho mejor que yo en las entradas anteriores. Es normal, teniendo en cuenta, entre otras muchas cosas, que, obviamente, ni uno solo de mis argumentos era creación mía. Ni siquiera Carl Sagan saca conclusiones sólo de su experiencia directa, sino que valora y reconstruye a partir de argumentos de otros (¿un motivo más para no buscar "creadores", ni siquiera entre los seres humanos?)

Pero a lo que iba. Unos trocitos que me han gustado especialmente de ese capítulo sobre "el tema de Dios":

Son habituales, especialmente después de una conferencia en la que hablo de la evolución de la vida o de la inteligencia, las preguntas del tipo: ¿Cree usted en Dios? Como la palabra "Dios" significa cosas distintas para las distintas personas, normalmente respondo preguntando qué entiende mi interlocutor por "Dios". Sorprendentemente, la respuesta es a veces enigmática o inesperada: "¡Oh! Ya sabe usted, Dios. Todo el mundo sabe quién es Dios", o bien, "Pues un tipo de fuerza superior a nosotros y que existe en todos los puntos del universo". Hay muchas fuerzas de este tipo. Una de ellas se llama gravedad.

[Entiendo que, aunque la gravedad cero, o cercana a cero, sea posible, en esos lugares y momentos la fuerza de la gravedad está presente, sólo que "compensada" por otras fuerzas. Corregidme si me equivoco...]

Baruch Spinoza y Albert Einstein, entre otros, consideraban que Dios es básicamente la suma total de las leyes físicas que describen el universo (...) Sería estúpido negar la existencia de las leyes físicas.

[Atención al "detalle": según los científicos modernos, las leyes físicas DESCRIBEN el universo; no rigen, ni obligan]

Las religiones son duras. O bien no hacen ninguna propuesta que pueda refutarse o bien revisan rápidamente la doctrina después de una refutación. El hecho de que las religiones sean tan descaradamente deshonestas, tan despreciativas de la inteligencia de sus adeptos y de que todavía florezcan no dice nada bueno en favor del vigor mental de sus creyentes. Pero también pone de manifiesto, como si ello necesitase una demostración, que cerca del núcleo de la experiencia religiosa existe algo tremendamente resistente a la racionalidad.

["Detalle": COMO SI ELLO NECESITASE UNA DEMOSTRACIÓN]

Gracias a nuestros conocimientos acerca del fototropismo y de las hormonas vegetales, podemos explicar la eclosión del dondiego [una flor] sin recurrir a la intervención divina. Lo mismo pasa con la causalidad en el origen del universo. A medida que vamos comprendiendo el universo, van quedando menos cosas para Dios (...)

Los teólogos han hecho muchas afirmaciones sobre Dios en materias que hoy nos parecen, cuanto menos, engañosas. Tomás de Aquino pretendía demostrar que Dios no puede crear otro Dios, o suicidarse, o fabricar un hombre sin alma, o incluso fabricar un triángulo cuyos ángulos interiores no sumen 180º. Pero Bolyai y Lobachevsky fueron capaces de hacer esto último (en una superficie curva) en el siglo XIX y ni siquiera se acercaban a ser dioses. Curioso concepto éste de un Dios omnipotente con una larga lista de cosas que le está prohibido hacer por mandato de los teólogos.

[¿No es eso lo que suelen hacer los que predican una moral religiosa? Afirman que hay algo o alguien superior con poder de ordenar a la humanidad que haga... ¡precisamente lo que ellos consideran correcto!]

Cuando Newton explicó el movimiento de los planetas recurriendo a la teoría de la gravitación universal, dejó de necesitarse que los ángeles empujasen los planetas. Cuando Pierre Simon, el marqués de Laplace, propuso explicar el origen del sistema solar -aunque no el origen de la materia- también mediante leyes físicas, la necesidad de un dios para los orígenes de las cosas empezó a ser profundamente cuestionada (...)

La idea de que Dios es una hipótesis en lugar de una verdad evidente es, en conjunto, una idea moderna en Occidente, aunque ya fue discutida seriamente por los filósofos jónicos hace unos 2.400 años (...)

En primer lugar, es perfectamente posible que el universo sea infinitamente viejo y que, por tanto, no requiera ningún Creador. Esta idea concuerda con nuestros conocimientos cosmológicos actuales,

[Y con los de 2004, a juzgar por lo que dice Brian Greene en El tejido del cosmos]

lo cual permite un universo oscilante en el que los acontecimientos desde el Big Bang no son sino la última encarnación en una serie infinita de creaciones y destrucciones del universo. Pero, en segundo lugar, consideremos la idea de un universo creado de la nada por Dios. La pregunta aparece inmediatamente -de hecho, muchos críos de diez años piensan espontáneamente en ella antes de ser disuadidos por los mayores: ¿de dónde viene Dios? Si la respuesta es que Dios es infinitamente viejo y ha estado presente en cualquier época, no hemos resuelto nada, excepto verbalmente, tal vez.

[Ahora cita el Rig Veda (X:129) para darnos un ejemplo de humildad, y lo cito yo también:]

¿Quién sabe con certeza? ¿Quién puede declararlo aquí?
¿Desde cuándo ha nacido, desde cuándo se produjo la creación?
Los dioses son posteriores a la creación de este mundo;

[DETALLAZO: según los hindúes, los dioses son varios y posteriores a la creación]

¿quién puede saber entonces los orígenes del mundo?
Nadie sabe desde cuándo surgió la creación;
Ni si la hizo o no;
Aquel que vigila desde lo alto de los cielos,
Sólo él sabe -o tal vez no lo sabe.

[¿Este "Aquel" sí es el Dios cristiano? ¿Tiene que ver con una idea universal de "divinidad creadora", comprensible en todas las culturas? Claramente no, a este Aquel no se le achaca la creación de nada, sólo observa, y ni siquiera está muy claro que sepa más que nosotros... Sigue Sagan:]

Pero la época en que vivimos es muy interesante. Algunas preguntas sobre los orígenes, incluso algunas preguntas relacionadas con el origen del universo, pueden llegar a tener una comprobación experimental en las próximas décadas. (...)

Las religiones tienen que estar sujetas, por lo menos, al mismo grado de escepticismo que, por ejemplo, las opiniones sobre visitas de OVNIS.

[Sagan deja claro en otras partes del libro que a él le apasionaría encontrar pruebas de vida extraterrestre, pero que de momento no lo ha hecho. Cree que todos los "avistamientos" y todos los supuestos rastros de antiguas visitas extraterrestres (objetos de la cultura egipcia que algunos quieren ver sospechosos, etc) se explican mucho mejor por otros motivos. Es genial la lección de relativismo cultural que da en el capítulo "Enanas blancas y hombrecillos verdes"]

Sostengo que los sistemas de creencias que no son capaces de aceptar la crítica no merecen ser. Aquellos que son capaces de hacerlo posiblemente tengan en su interior importantes parcelas de verdad.

Pero me están dando las uvas, así que voy al final:

Creo intensamente que si existe un dios o algo por el estilo, nuestra curiosidad y nuestra inteligencia han de ser proporcionadas por ese dios. Seríamos desagradecidos para con esos dones (así como incapaces de emprender ese tipo de acción) si suprimiéramos nuestra pasión por explorar el universo y a nosotros mismos. (...) En ambos casos [tanto si existe un "dios tradicional" como si no] la empresa del conocimiento es coherente tanto con la ciencia como con la religión y resulta esencial para el bienestar de la especie humana.

Yo no tengo dudas al interpretar este final como un pequeño regalo de consolación para los que desean seguir siendo creyentes a pesar del aluvión de argumentos en contrario que ha descargado en todo el capítulo. Sobre todo opino así por las citas que ha elegido para encabezarlo. Mucho más que con el ambiguo párrafo final, me quedo con ellas, porque además de parecerme verdaderas son bien bonitas:

"En la cuna de toda ciencia yacen teólogos extinguidos, como las serpientes estranguladas junto a [la cuna] de Hércules" (T.H. Huxley, 1860)

"Hemos visto el círculo superior de la espiral de poderes. Hemos llamado Dios a ese círculo. Le hubiésemos podido dar cualquier otro nombre: Abismo, Misterio, Oscuridad Absoluta, Luz Absoluta, Materia, Espíritu, Esperanza Última, Silencio" (Nikos Kazantzakis, 1948)

6 comentarios:

cuque dijo...

"Es normal, teniendo en cuenta, entre otras muchas cosas, que, obviamente, ni uno solo de mis argumentos era creación mía. Ni siquiera Carl Sagan saca conclusiones sólo de su experiencia directa, sino que valora y reconstruye a partir de argumentos de otros (¿un motivo más para no buscar "creadores", ni siquiera entre los seres humanos?)"

Qué cosas tan bonitas escribes, cojones.

Anónimo dijo...

¡Mil veces bravo!, por Sagan y por ti por rescatarlo y comentarlo con tanto ingenio.

Sólo he visto el primer capítulo de Cosmos y me maravilla la pasión de ese hombre por el conocimiento y a la vez su humildad y respeto. Me quedé con ganas de ver más episodios, de leer sus libros... y hasta de ver Contact otra vez, carallo.

- ¡José Luis!

Raquel Márquez dijo...

Me encanta que os guste, porque os admiro, jooo.

Hemos de vernos! A ver si la semana que viene consigo salir de casa, que ésta tengo mucho curro y no avanzo.

Ruben Silva dijo...

Oyeeeeee, préstame el libro o que? ... asi le puedo prestar el e-book a pilar unos días :D

Ruben Silva dijo...

Y dos apuntes ...
Primero, Dios existe, es Carl Sagan ... su mano derecha es Punset :D
Segundo, creo que si que debe existir gravedad cero ... obviamente no entre la tierra y la luna, pero si, tal vez, en la inmensidad vacía entre galaxias ... pero no es algo que tenga muy claro, habrá que investigar

Raquel Márquez dijo...

Claaaro, creo en Sagan y en Punset, su profeta, jej.

Esto me recuerda que quería hacer una aclaración aquí: Sagan se define como agnóstico, no como ateo. Lo comenté en un blog que me tiene absorbida últimamente:

http://luisgpope.blogspot.com/

(en los comentarios de la entrada del 15 de Septiembre, titulada "Puede que Dios exista, pero la teología es innecesaria")

Y lo que me contestan no tiene desperdicio, en este blog se explican siempre tan bien y con tantos datos que a veces me arrepiento de haberme atrevido a intervenir en sus debates. Con tanta sabiduría aporto bien poco... Aprendo mucho, eso sí.

Pero a lo que voy, claro que te dejamos el libro, jeje, a ver si se lo lee Miguel, que lo compró él y se lo he usurpado...

Besos a tós.