28.10.06


A estas alturas (de autoconsciencia de escritora) no sé cómo puedo contenerme. No sé cómo puedo pasar semanas sin deciros cosas como las que me cruzan el cerebro de lado a lado sin pasar por la casilla de salida (y sin cobrar las 20.000 pesetas, como en el Monopoly).


A estas alturas, no sé cómo aún no me he rendido a la realidad, a la verdad caótica de que todo es falso, de que todo es ficción. De que Bertrand Russell, con su búsqueda de bases rigurosas para la ciencia, es lo mismo que las fantasías de Borges. A estas alturas, no sé cómo a veces creo en la razón, cómo me resisto a ver que la casualidad no existe y que todo es psicología, que el empirismo y el idealismo están juntos, que mi mente es tan real como la cotización de la bolsa (de hecho, es muchísimo más real).

¿Por qué siempre leo textos tan interconectados? ¿Por qué cuando conecto con alguien ha leído las mismas cosas? ¿Formo un orden personal ficticio a mi alrededor o la mismísima realidad entera está ordenada y formo parte coherente de ella como el personaje de un libro (ficiticio)? ¿Es sólo que el mundo es tan limitado que coincido siempre con lo mismo? ¿O es tan infinito que nada nuevo se puede decir de él, tan inacabable que sólo es una idea?

Aún no he acabado El conocimiento humano y se me cruza de casualidad Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, donde Borges cita un trozo de The analisis of mind (Russell) que está casi palabra por palabra en El conocimiento. El trozo en cuestión trata de la posibilidad lógica de que hayamos nacido ayer con un pasado imaginado en el cerebro. Es factible porque si vamos hacia atrás, si seguimos el estricto razonamiento lógico, tenemos que aceptar que sólo la memoria individual nos garantiza el conocimiento. Ya cité esta frase de Sartre: “Los objetos concretos desaparecidos son pasados en tanto que forman parte del pasado concreto de un superviviente (...) Y los muertos que no han podido ser salvados y transportados a bordo del pasado concreto de un superviviente no son pasados, sino que sus pasados y ellos están aniquilados”. Es temible y liberador a la vez...

Pero no sólo eso, Borges habla también del solipsismo (a grandes rasgos, la increíble teoría de que “sólo yo existo”, que posiblemente será lo siguiente de lo que hable aquí), de las filosofías del tiempo y del espacio, de las estructuras lingüísticas, de la continuidad de los sucesos, de la materia... Únicamente un pequeño salto como sólo él puede darlo, ligerísimo, hace del cuento de Borges un cuento. Toda la ficción no es más que filosofía y -más cierto aún- toda la filosofía no es más que una ficción bien trabada, una construcción que no tiene más merito -ni menos- que la talla de un escultor paciente y minucioso. Instrucciones para hacer un puente son ciencia, instrucciones para no caerse desde él son ciencia, pero las matemáticas y la física en sí mismas, aunque han ayudado a construirlo, son más o menos que ciencia, son otra cosa, son grandes cuentos, son tan útiles como los cuentos.

Luego está el lenguaje. Sólo porque quiero escribir, porque es un deseo del que no puedo escapar, me apasiona tanto el lenguaje. Casi me duele cuando leo una palabra o una frase que, como tan bien y tan sinceramente dice Laura, “tendría que haber sabido escribir yo” (y justo ésa es una de las frases de Laura que tendría que haber sabido escribir yo)... Pero es un dolor fructífero y tan hermoso... Borjes quiere decir de un inglés que era flemático y solitario, pero consigue decir mucho más que eso cuando escribe: “En vida padeció de irrealidad, como tantos ingleses; muerto, no es siquiera el fantasma que ya era entonces”. ¡Qué clase de genio, qué inspiración tan sencilla y anonadadadora puede llevar a escribir precisamente eso, con ese orden inesperado, con esa fluida economía de palabras, con esa riqueza! Somos menos reales cuando nos aislamos, esa idea me ha obsesionado siempre. Cuántas veces escribí en mi diario cosas parecidas a “estoy sola, escribo para existir, porque sólo se existe para alguien, y escribir es hablar con alguien, con quien lo lea en el futuro, conmigo misma en el futuro...” Y claro que es un lugar común, porque todos estamos conectados, porque todo es lo mismo.

El lenguaje... Quiero que el lenguaje -y por tanto la realidad- siga siendo en parte misterioso, Indeterminado. Sólo así puedo explicar el miedo atroz, que cobardemente llamo pereza, a tomarme en serio la escritura. Meses he pasado con una hojita de papel como marcapáginas, en la que escribí varias palabras para buscar en el diccionario. No las busqué antes no por vaguería como creía, sino más bien porque eran geniales así, solas, sin “correlato real” que dicen los filósofos. Eran palabras que encontré en Henry Miller: almádena, alcaravea, derviche, escabioso, panoplia, emascular... Hoy decidí justo antes de escribir todo esto buscar en mi María Moliner (gracias otra vez a M., el vampiro de Dusseldorf, por estas otras dos emes) la primera que me viniera a la cabeza. Ha sido alcaravea: “(del ár. and. «alkarawíyya», y éste del gr. «karØ», a través del arameo; Carum carvi) f. Planta umbelífera, cuyas semillas, llamadas «carvi», tienen propiedades carminativas y estomacales, y se emplean como condimento”. (Henry Miller también estaba enamorado de las palabras; casi podría asegurar que nunca vio esta planta, sé que tenía varios libros de botánica y que usaba las palabras como amuleto, las soltaba para provocar sensaciones ideales, no para describir. Y eso no hace falsos sus textos sino aún más apasionados: era tan romántico que prefería su mente a la realidad y también comprendió que son lo mismo.)


Lo mejor es que lo Indeterminado no se acaba nunca, sus límites son borrosos y por tanto no pueden funcionar como límites. En la práctica, lo que no se determina es infinito. Tendría que buscar varias de esas palabras de la definición de alcaravea, pero me quedaré con que carminativas, por ejemplo, debe de tener algo que ver con el corazón, con el color rojo y con los claveles.

16.10.06

Aunque he abusado mucho de la ironía en el humor...

... me sigue haciendo reír cuando se emplea con seriedad:

" LEYES CAUSALES. La utilidad práctica de la ciencia depende de su capacidad para predecir el futuro. Cuando se arrojaron las bombas atómicas, se esperaba que murieran grandes cantidades de japoneses, y murieron. Tales resultados altamente satisfactorios han originado en nuestros días admiración por la ciencia, que obedece al placer que obtenemos de la satisfacción de nuestra ansia de poder. Las comunidades más poderosas son las más científicas, aunque no son los hombres de ciencia quienes esgrimen el poder que confiere su conocimiento. Por el contrario, los hombres de ciencia están sumergiéndose rápidamente en la condición de prisioneros del Estado, condenados a un trabajo forzado por amos brutales, como los djinns de Las mil y una noches. Pero no perdamos más tiempo en tan placenteros temas. El poder de la ciencia se debe a su descubrimiento de leyes causales, y de ellas nos ocuparemos en este capítulo".

De nuevo Bertrand Russell en El conocimiento humano, 1948.

14.10.06

Es curioso cómo en los sueños sí somos capaces de arramplar con todas las normas lingüísticas, eso que tanto me cuesta en textos fallidos como el de la entrada anterior. Cuanto más lo leo más inofensivo, aburrido y predecible me parece. Y sin embargo ayer, en ese estado intermedio antes de dormirme del todo, tuve claramente la visión de una anciana a punto de saltar de un sitio alto mientras abajo un hombre quería decirle “ánimo, salta, olvídate de todo, no te reprimas, sé espontánea...” y conseguía expresar todos los matices de esa idea con una sola palabra pronunciada en voz alta. Despreocupado, sin ninguna intención de insultar, se limitaba a gritar: “¡podrida!”

3.10.06

Escritura semiautomática 33 y 1/3
¿eres tú la de los mejillones en flor, la de los congrios en salsa verde, la de la madeja kilométrica? ¿acaso eres tú la de los lirios esqueléticos, la de la noria sin plumas? ¿la de la tienda de ultramarinos, tal vez...? cambias mucho sin el delantal, gacela mía.
es que aquí huele a morcillas
pero no era así...
esto se está convirtiendo en una poesía
que alguien lo pare
un chascarrillo más, monja monjísima de burdel y te cagas lapatabajo
zorrrrra
subsanando la salud se obtiene fructífera y bonita enfermedad barata de congestión idónea. salve césar, dios te ave maría por sevilla ida y vuelta en menos de lo que canta un osito de goma afónico. si tú eres la bien pagá dame lo que me debes que te construiré un pisito en torremolinos para pasar nuestros estertores en casta amistad pagana.
subnormales profundos, cuando empiezo a insultaros disfruto como aquel cedazo apuesto del pacífico sur que en bolingas instaba a mi familia a alistarse en el pozo abismal: "tú y yo felices en el pozo abismal" (no encontrará esta pesadilla bélica en las tiendas). sí señor.
esto se está convirtiendo en una morcilla
y es mucho mejor que el texto
cuando hablo de morcilla quiero decir grandes tetas
aceitosas, rellenas de arroz y embutidas en una película plástica difícil de identificar sin gafas
(un osito de goma sordo no fue capaz tras diez intentos y medio según certifica un notario anónimo escondido en las Malvinas)
[la poesía de troncharme del señor Antipirina]
me pertrecho de los títeres más frescos, enjaulados tras la inflación navideña y qué me encuentro? otra vez a tí, larva pegajosa, pimiento rocoso y rococó bordeado de flujo vaginal adormecido. ¿es que no tienes nada mejor que hacer? ¿es que no te sientes suficientemente humillado por mi lengua doble viperina heterodoxa? te voy a dar una leche que hará saltar en suma jactancia todos los primeros interruptores, los últimos acordes de luz, los sabios sastres armenios y demás. y si aún crees que tu cuello de pico puede salvarte de mi proa transatlántica estás muy equivocado porque invoco a los vigías de las atalayas del norte en un pis-pas y hasta luego cocodrilo pornográfico.
[el párrafo gilipollas del señor Antipirina]
ahora vamos en avión. por la derecha pueden contemplar anonadados la vidriosa frontera alámbrica de mi desesperación; por la izquierda, solo si tienen canas, verán aparecer en progresiva carrera la repentina imagen de mi esparcimiento tímido. ante todo, no huyan. recuerden que más se hizo por salvar troya y al final se la llevó el viento a japón de donde no ha vuelto a salir sin su chubasquero azul.
no voy a seguir intentando intuir lo que se espera de mí porque soy una mujer independiente-bla-bla-bla. no estoy preparada para dejar de hablar como un gorrino escocido. espero al menos acabar el trimestre hablando como una hiena zurda. sin embargo, la última vez que estuve en pompella no me acosté con ningún emperador porque las instrucciones de la batidora eran terminantes: soy la batidora y vive dios que no te acostarás con ningún mandatario absoluto mientras tengas la regla [señor Antipirina, por favor, un respiro, tómese un perrito caliente o algo]
que no tenga sentido no es garantía segura de su calidad en lo que a literatura se refiere. suerte que a mí la literatura me importa un rábano adjetivado con algo que no se me ocurre.

25.9.06

encadeno, encadena

porque mi vida yo la he aprendido a vivir así
así, así, así gana el madrid
de madrid al cielo
cielo profundo y pálido
pérdida anómala del color de las membranas mucosas o de la piel
me meto en la piel del personaje
deja de actuar
la libertad no es poder actuar arbitrariamente
(justo así, así, así gana el madrid)
de madrid al cielo
cielo pesado y oscuro
todo deseo tiene un objeto y éste es siempre oscuro
no hay deseos inocentes
la santidad es un don
hola don pepito
un pepito de ternera, por favor
hágame el favor
hágalo
just do it
vive la vida
cómprate un coche
coche grande ande o no ande
la marimorena
dale a tu cuerpo alegría
la bebida moderada es salud para el cuerpo y alegría para el alma
un amigo fiel es un alma en dos cuerpos
(dale a tu cuerpo alegría)
soy fiel al personaje
deja de interpretar
hermeneuta compulsiva
fotocopia compulsada
sé más original
vive la vida creando
hacer un poema como la naturaleza hace un árbol
plantar un árbol como la naturaleza te trajo al mundo
dios está desnudo
dios con un gitano
brazo de gitano
brazo de mar
mar pesado y oscuro
oscuro objeto de deseo
si se hace realidad
la realidad es un don
hola don josé
pasó usted ya por casa
cásese
tenga hijos
tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro
escribir un árbol como la naturaleza crea a dios
escribir lo que sea, pero escribir
escribir incluso esto
encadenar esto de alguna forma
en cadena

12.9.06

La soportable levedad del ser

Tengo la cabeza aún llena de datos: fechas, facturas, faxes, pequeños problemas... Tengo que intentar relajarme, abstraerme lo que queda del día de los asuntos del trabajo. Ni siquiera es útil que piense en ellos ahora que estoy fuera. Mira el paisaje, piensa en la cita de luego, date un respiro.

Míralo por el lado bueno: le doy vueltas a estas cosas porque mi trabajo, en cierto sentido, es importante. Quizá no cambie el mundo a gran escala, pero en la oficina soy importante, tengo un papel que me justifica, que me da cierta entidad. Mi vida tiene algo importante, estoy sujeta a algo.

Me preocupa si mi trabajo no es prestigioso o ambicioso... Pero no desanimarme. En realidad lo importante nunca es el trabajo. Donde soy verdaderamente necesaria es aquí, en mi tiempo libre. Mi familia me necesita, mi novio, mis amigos. Eso es lo que me une a la vida, eso es lo que me da un sentido. Por eso soy importante. Ése es mi momento de protagonismo, mi vida personal.

Pero no, no soy necesaria, no puedo engañarme. Los que me quieren pueden vivir sin mí, el mundo seguirá dando vueltas cuando me vaya, da vueltas aunque yo me encierre entre cuatro paredes, aunque me volviera loca y no entendiera el mundo seguiría existiendo todo... porque soy una minúscula parte de lo que hay... ¡casi casi no existo! ¡No tengo ninguna importancia...!

... Oh...
... qué descanso.

10.9.06

Los cuentapelis

Acabo de terminar un libro de Stanislaw Lem, La investigación, que me parece increíble y que no he disfrutado como hubiera podido. Aparte de que últimamente no consigo leer durante horas seguidas (o me duermo, o siento una extraña vaguería-miedo a empezar a leer...), algo que antes hacía continuamente y que ya de por sí contribuye a que las cosas me impacten, ha sido imposible recibir ingenuamente lo que sucede en la historia porque algún imbécil decidió “contar la peli” en la contraportada.

Se puede pensar que un cuentapelis es el que da información sobre la trama antes de tiempo. Pero no, no me refiero a la actitud impremeditada del que avisa en los momentos clave de una película de misterio: “mira, mira esto, que si no no entenderás lo que pasa”, o del que, admirado por el argumento, no puede evitar soltar frases inoportunas cuando explica su admiración: “esto te parecerá sorprendente, pero es que verás después, verás después...” No. Hablo de algo mucho peor. Hablo del crítico que se atreve a interpretar por mí, a entresacar el mensaje o a explicarme por qué debo apreciar la obra.

Yo siempre he sido muy dada a explicar por qué aprecio algo; intento racionalizar, o al menos, comunicar de una forma coherente algo que las más de las veces es una reacción instintiva, no “justificable”. Pero aunque el apasionamiento haga que queramos gritar a los cuatro vientos nuestra visión de las cosas, no tenemos derecho (y sí, hablo de Derecho en este contexto) a contar la peli en la contraportada o –aún peor— en la introducción.

Porque, digo yo, cuando un crítico cuenta la peli en este sentido, sólo hay dos opciones:

  • No dice nada importante, se limita a hacer un halago innecesario.
  • Dice algo realmente importante, algo sin lo cual la historia no sería lo que es. En este caso, si hace este trabajo, a veces complicado, supongo que es porque cree que no todo receptor competente va a entender la obra tan bien como él. Si creyera que la obra se explica por sí misma debería adoptar la actitud más humilde posible: no decir nada, o como mucho hacer un halago innecesario.

La conclusión lógica es: al lector, o espectador, en el mejor de los casos (cuando el crítico consigue dar con algo importante que decir y que es de verdad pertinente) o bien le chafan la magia de la ficción o bien le pasan por las narices su propia ignorancia o insensibilidad. Porque si al leer el libro o ver la película no da por sí solo con esas claves básicas, es indudable que no puede disfrutar la obra al máximo aunque condescendamos a explicársela. Simplemente, no tiene lo que hay que tener para sentir el placer que sí ha sentido el crítico.

En fin, os recomiendo que leáis La investigación, que es un libro muy especial, pero, si tenéis la edición de Libro amigo, de Bruguera, no se os ocurra leer la contraportada.

9.7.06

¡Socorro, la crítica musical!

El disco que nos ocupa comienza con un lamento enlentecido y espectral de predominancia percusiva que peca de cierta planicie argumental. El segundo corte es una masterpiece remixológica, plagada de síncopas en perpendicular y beats oblicuos, vigorosamente energética. En el resto de los temas, los músicos, francotiradores desestructuralistas y arrasadores, acometen una reescritura neo-baleárica, un descriptivismo emocional apaisado, para esculpir masas aurales de grávida belleza y un flow cadencioso y narcoléptico. Estas grabaciones son reflejos de sus presentes inquietudes: improvisacionismo esquivo, repeticionismo concéntrico, posibilismo multifactorial, space-rock catártico, ruidismo intensivista y experimentalismo laberíntico.

Vamos, que tampoco es éste un disco fácil de seguir desde el punto de vista auditivo.

25.5.06

¿Sueñan los teléfonos móviles con versos de Breton eléctricos?

tan rojo duró un pavo
pero fue un pato duermo
ya el chelo oscurecía mar y mar
roca luz, rol de media ubre

volví contigo a sonar
boom cada vez que me eterno
con tu hermosa coca
con tus ojos gripes
uña y musa tez
uña y musa tez
(“espésame, voz contigo”)

pero dolos, tenores
me atormentan
sexo y sexo a Dios por mi alma rusa
horriblemente subía
desde la Irán mambo
en que te tute

sor tu rezo radicó
tus insanos ceros
y tu carné cáscara

¡rubia estoy ahora,
rubia para siempre!


Instrucciones para el burgués impenitente: si necesitas que todo esto tenga sentido, busca un móvil, entra en un mensaje y teclea esas palabras con el sistema de introducción rápida de texto. Las que no están en cursiva tendrás que leerlas tal cual. Si alguna aparece igual que estaba o sigue sin tener sentido, cámbiala por otra opción de las que dé el cacharro. El poema quedará desentrañado y desextrañado y estarás contento, puto absolutista. Pero maldita la gracia que tendrá.

Como veréis, surrealismo sin rap. Imitadme en los comentarios, vayamos todos a la ras.


Posted by pastel-secas-un-sol
Posted by raquelsebastopol

20.5.06

espero no tener que ganarme nunca la vida porque pienso que llegados a este punto lo mejor es perderla a buen ritmo. intercala aburrimiento reflexivo con noches de alcohol y desenfreno, mezcla la soledad fructífera con el fruto de mi vientre enfermo que sigue abandonado, y no lo agites que me rompo. te lo pido egoístamente, gracias.
chorros de sudor que apestan el piafante monosílabo, sufre sin paliativos ególatras, abandona tu causal taxidermia repetitiva, tu enfermiza fauna cortante y sumérgete en el sin par murmullo del oleaje descarado buscando caza.
sexo y violencia y bajos ardores, sumirse en un aullido monocorde neutramente calibrado por un pseudopanadero árabe. no quiero seguir buscando, olisqueando, ensayando, probándome y valorando a los demás en gira interestatal. vuelca la marea negra y somnífera y olvida las más anquilosadas ostras en tu favor. espera mis tenazas sangrantes hirviendo organismos unicelulares de salvaje prisma cúbico porque cuando todo haya terminado la felicidad me inhibirá de las obligaciones y todo será en horizontal por una vez en la vida.
hay hueco donde hubo carne, infección donde debía empalar matones metálicos, CONSCIENCIA, consciencia y vuelvo a odiarme y a no sorprenderme, y vuelvo a ser otra vez el enorme yo anti-yo y a tener sueño y a no querer incorporarme. deseo tu cama rica pero estoy en la mía y es la misma que ayer arropó desvaídos hilachos de sueños falsos.

14.5.06

drama???

apuéstate tres porque perderás como máximo tu propia calma ganada a suertes en el desierto de Mí, por ser dos nos estrechamos como pañuelos de la nariz reutilizables y nos anulamos poco a poco en el juego de yo cada vez más y si tú estás permanece ahí. quién sabe quién lo inventó, sigue hoy y seguirá fijando un calendario homóplato. cavernas, es ahí, el fondo de no tener fondo es ser realmente afortunado y seguir la jugada hasta el final, el pañuelo se satura de humedad y gira por el suelo en marcha, bancarrota, pequeña muerte, di que me quieres y si no es cierto búscame una soga que yo convenientemente le daré cuerda y saldrá el cuco a revolotear hasta que el túnel con la luz al fondo me reciba en pañales y recordando aún a mi madre entre la resignación y el miedo.


humor???
acerbas caries espinosas, triquinosis triple en silbato de tres colores trazados a trizas, tris-tras contra todo y contra todos, triste pero no muerto, casto pero dispuesto. entropía progresiva y la vista mejora cada vez menos y menos hasta la perfección de la ceguera. no ver más vuestras mentiras, las paradojas, el sueño de las calles y la vigilia de los cubos de basura llenos de materia biodegradable bastante desagradable. sopesemos: sopues, soleches, usted sopesa lo mismo que ayer, sogorrrda... pues estaba yo aquí adivinando las presencias del fondo cuando tú me apelaste como un aplátano apátrida huido de canarias al son cubano de otros continentes... ¿no lo recuerdas? fue aquí mismo, junto a la mesilla del comedor. envasaste tus maletas al vacío y me enseñaste a ahorrar espacio como en los espacios de teletienda. desde que te fuiste eso son mis madrugadas: guiones milimetrados de trucos de márketing trabucados directamente al cerebro actual. y olvida las hadas y los sátiros para ser bienvenido a los libros de instrucciones (incluye garantía a sellar en la franquicia correspondiente).

18.4.06

Creemos que el miedo sirve, que los colores chillones del mundo son peligrosos y que hay que taparse los ojos, pero nos engañamos: el miedo no es un escudo, es un vicio, el vicio más destructivo de todos. No acorta o empeora o dificulta la vida, como hacen otros; la anula, sencillamente. Creemos que el miedo es necesario, que nos ayuda a sobrevivir, pero nos convierte en muertos en vida. Creemos que siempre ha sido asi, que el ser humano está condenado a él, que no somos nada sin él. Preferimos la inacción al fracaso, nos rendimos ante la idea del fracaso en vez de analizarla: ¿a qué llamamos en realidad fracaso? ¿qué podría sobrevenirnos que nos hiciera fracasar, que invalidara nuestra existencia entera? Si no nos rendimos, si hacemos lo que queremos, ¿qué nos puede pasar que convierta nuestra felicidad en un error? (¡NADA, NADA, NADA!) ¿Qué clase de éxito es el que estamos esperando de nuestra vida, el que nos parece tan difícil de alcanzar? Sólo si buscáramos la inmortalidad sería inevitable la tragedia, porque todo éxito imaginable acaba con nuestra muerte, y ningún fracaso es tan terrible como ella. Creemos que el miedo nos protege de algo peor, pero nada puede ser peor que el miedo. Conformarnos con el miedo es humillarnos ante lo más bajo de la vida, pedir por favor la basura más infecta, tragarnos los desperdicios malolientes de la verdadera vida y dar gracias a Dios por ellos. Porque ésa es la actitud de las frases del miedo: “mejor esto que nada”, “podría ser peor”, “virgencita que me quede como estoy”...

No sé si queda claro: el enemigo no es la clase propietaria, la vulgaridad de la masa, tus padres represores o la cultura en que has nacido. Acaba por un instante con el miedo y todo será posible.

9.4.06

Amores de barra (espaciadora)

Escribir sobre escribir, vaya tarea inútil. Llevo semanas escribiendo en mi cabeza todo lo que se me ocurre, y ahora me parece imposible a no ser que empiece así, metaescribiendo. He pasado el día limpiando, ordenando la casa (dios mío, ¿cómo he conseguido tener casa, sentirme en mi casa..?) y desordenando mis ideas sin parar. He pensado al menos tres formas de empezar esto, y al final no he usado ninguna de ellas, he empezado de cero, como casi siempre. Porque siempre me siento en el principio, siempre sé que voy a llegar a un sitio absolutamente nuevo, desconocido, y eso me excita y me asusta. Lo único claro, lo que tengo que dejar sentado para siempre, lo que no debo ocultarme más, es que prefiero ser una escritora fracasada a no ser escritora en absoluto. Claro que uno nunca se agota en una sola actividad, claro que el “sentido” de todo no debe ser ése, ni ningún otro, pero necesito imperiosamente expresar algo que sólo yo pueda expresar a mi manera.

Sólo esto –teclear unas líneas— me hace sentirme capaz de todo. Porque soy yo misma cuando escribo: soy realmente yo, y eso, esa certeza, es superior a cualquier obstáculo.

22.3.06

Un respeto, viejos

Tengo un compañero de trabajo de cincuenta y tantos años. Llamémosle Juan (porque se llama así). Siempre he notado que el salto generacional entre nosotros le afecta de alguna manera; creo que alguna vez ha percibido mi inevitable repateo de tripas cuando, siendo como es un caballero, hace lo imposible para que yo salga antes que él de los sitios. No puedo entender que su idea de la cortesía pase incluso por obstaculizar mi movimiento natural si es necesario con tal de "permitirme" el paso. Yo me siento más bien como si me obligaran a pasar, porque deciden por mí cómo y cuándo debo hacerlo. Está claro que es un gesto de un sistema que ya no existe, una mímica vacía. Si le damos algún significado, para la gente de mi edad no tendrá que ver mucho con el respeto sino más bien con lo contrario, puede parecer un intento velado de simbólica represión: el hombre tiene que solucionar ciertos aspectos prácticos de la vida a la mujer, y ésta, si mi sentido de la justicia es correcto, tendrá que solucionar otros problemas, supongo que básicamente la crianza de los hijos.

Este detalle que hemos vivido todas, y que normalmente me da igual o me divierte, en él me puede dar auténtica grima. Es porque, utilice las fórmulas corteses que utilice (o también precisamente por la abundancia de fórmulas que utiliza conmigo), todo su lenguaje corporal me sugiere que se siente más respetable que yo. Cuando habla de cualquier tema tiene siempre un tono imperativo, más o menos gracioso, enternecedor para sus seres queridos, imagino, pero desde luego definitivo, lapidario. Todo en él es tensión, una especie de ansia apenas disimulada de ser intachable, no de alegrar a los demás sino de parapetarse ante cualquier juicio, de ser un señor, un don/usted, un buen apellido en cualquier situación. Cuando me permite el paso, como en lo demás que hace, siempre parece estar imponiendo su visión del mundo: hay que hacer las cosas bien, como Dios manda, hay que hacerlas por cojones.

El otro día, aprovechando que otras dos compañeras, también mucho mayores que yo, estaban comentando en voz alta que les caigo bien, Juan se sintió autorizado a decirme sin venir a cuento –añadiendo un con perdón, no faltaba más- que, sinceramente no le gustaba nada la forma de vestir que teníamos ahora los jóvenes. Ahí entró una de las otras a opinar que tenía razón, que su hija llevaba siempre los zapatos sucísimos que era una vergüenza por favor hay que ver (y yo colorada por dentro porque no recuerdo haber limpiado nunca los que llevaba). La conclusión es que mi educación debe de ser blanda o demasiado moderna, porque me parece que es una falta de respeto grave juzgar a alguien en público por su aspecto, y peor aún hacerlo de esa manera tan directa, tan despreocupada, una actitud que sólo puede venir del que se sabe por principio en un escalafón superior.

Ayer mismo, hablando de nuevo de los jóvenes, se quejó de su hijo, porque le ha dado varios sustos teniendo accidentes en moto borracho o drogado a las tantas de la mañana. El matiz importante es el tono, el tono: no es tristeza, no es preocupación lo que expresa por encima de todo. Es reproche. La felicidad que cuenta es la suya. Haber cuidado a sus hijos es una inversión que tendrían que devolver. Imaginé toda una vida de incomunicación con alguien así, alguien que supuestamente te quiere pero que te considera secundario, incomprensible y desagradecido, y entendí que quizás es en parte culpa suya que su hijo haya estado dos veces en la U.V.I. Si está tan lejos de su propio hijo, no me extraña que no nos entendamos.

Supongo que cree que yo también le debo algo, por haber nacido después que él...

20.3.06

Escritura semiatomática, capítulo 3 (de perdidos al río)

salir a la calle dispuesta a comerte el mundo, o al menos dispuesta a que otros se te coman en una orgía privada abierta al público general un día festivo. decodificar el intento hasta hacerlo aquí y ahora. aquí y ahora, ¿por qué cojones no? no me da miedo. no me dais miedo todos vosotros amorosos, cariñosos, erectos, contínuamente amigos. seré tan yo misma que irradiaré luz de intensidades cósmicas en ángulos imposibles inaugurando una nueva era luminosa con módulo de control integrado y subwoofer de 500 watios (no encontrará esta revelación última en las tiendas). voy a gritar hasta generar una corriente subterránea que hará saltar en pedazos un 78 % de la corteza terrestre. cuando acabe instauraré una democracia hippie basada en la farlopa en el 57 % restante y seré una heroína del nuevo mundo multicolor, multiorgásmico y muy múltiple. y si a nadie le interesa será una dictadura militar multicolor que saldrá en todos los libros de texto del futuro por su originalidad y sus encantadoras cenefas de terciopelo.

no me vale con una o dos veces. peligra mi radiación humana así como el albur de chotacabras atléticas mimadas en enjambres de hipócrita amargura bakala. no voy a parar hasta dejar de razonar. ramoncín imita a un sol de esparto y yo seré la princesa del almendro con cefalea perenne y acné caduco. si tienes que salir en mi texto no seré yo quien te impida besar los ajazminados versos de latón que esconde mi vientre enfermo, mi femenino vientre enfermo sediento de más sed, jugando al escondite con migajas de historias nunca empezadas y posibilidades fracasadas. de cómo una sola opción promueve espasmos de arrepentimiento pre-riesgo, de cómo mi lugar en el mundo es saqueado, mi cara usurpada, mis labios encerados e inmovilizados con laca alquímica. será lo que yo desee y cuando yo lo desee como en los cuentos troquelados que sacaba de sus bragas tu bisabuela terrorista. esfúmate o desnúdate pero no vuelvas a mirarme con indiferencia poque te odio y puedo sacudir tus eczemas mentales hasta que castañeteen tus dientes y tirites de miedo, estúpido analfabeto, pequeño vicioso del baño turco, entre la niebla de tu confusión soy un enorme NO que te paraliza sin libros de autoayuda ni actividades colectivas. no me desahogaré nunca de tu medianía, mientras me desangro superada por la tensión clitoridiana insatisfecha, expectante, señalada en estas fechas por todos los ciegos del sanatorio al pasar por la perrera.

17.3.06

Vaguedad espacial

Bertrand Russell en El conocimiento humano (1948): "Supongamos que tiene usted un amigo llamado el Sr. Jones. Como objeto físico, sus límites son un tanto vagos, porque está contínuamente perdiendo y adquiriendo electrones y porque un electrón, por ser una distribución de energía, no cesa abruptamente a cierta distancia de su centro. La superficie del Dr. Jones, por ende, tiene cierta impalpable calidad fantasmal que usted no desea asociar a su amigo, de sólida apariencia. No es necesario entrar en las sutilezas de la física teórica para mostrar que el Sr. Jones es tristemente indeterminado. Cuando se corta las uñas de los pies, hay un tiempo finito, aunque breve, durante el cual es dudoso si los recortes aún forman parte de él o no. Cuando come una costilla de carnero, ¿en qué momento entra a formar parte de él? Cuando exhala anhídrido carbónico, ¿el carbono es parte de él hasta que sale por sus narices? Aunque la respuesta sea afirmativa, hay un tiempo finito durante el cual es discutible si ciertas moléculas han pasado o no por sus narices".

Este texto demuestra tres cosas:

1. Se puede hablar del conocimiento de forma que todos los interesados podamos entenderlo. No hay temas impopulares, hay discursos elitistas.

2. Se puede hablar del conocimiento con sentido del humor. No hay temas aburridos, hay gente rancia.

3. Las uñas de los pies siempre han inspirado a los filósofos.

14.3.06

Si a veces discuto sobre tonterías con la gente es porque les respeto. A menudo, si eso es posible, les respeto demasiado. Puedo llegar a demostrar mucho respeto por personas que no lo merecen, que se han ganado a pulso mi desprecio o que son indiferentes a mis reacciones. En general consigo mantenerme lejos de relaciones así, por supuesto, pero es más difícil en el trabajo, en la familia, o en general cuando, para facilitar las cosas, quiero ser cordial con alguien a quien no me ha sido dado elegir.

La mayoría de los conflictos con los demás vienen de conceder importancia a la opinión del otro. Yo tiendo a valorar sus argumentos incluso por encima de su bienestar y del mío, y a pesar de haber llegado mil veces a la conclusión de que son los instintos y los sentimientos lo que mueve el mundo. La vida me da lecciones en contrario continuamente, pero yo sigo esgrimiendo mi opinión como otro defendería su alma. Mi dignidad, mi independencia, mi libertad... están en juego en mi cabeza cada vez que suelto mi opinión sobre el asunto más insignificante. En el mejor de los casos me porto como una ingenua romántica intentando hacer brillar la Verdad. En el peor, véase la entrada de la pedantería. No siempre necesito que me den la razón, pero pierdo los nervios si creo que no me entienden, y puedo llegar a hacer cosas realmente estúpidas si veo que no me escuchan. Pero, ¿qué utilidad tiene la sinceridad con el que no la pide ni la ofrece?

A lo que voy es... joder, ¿para qué coño quiero comunicarme con mis jefes?

7.3.06

Volver a empezar

Aunque Plexus me resulta mucho más flojo que Sexus, hay momentos en que vuelvo a identificarme poderosamente, supongo que porque aún estoy iniciándome. No sé muy bien en qué pero iniciándome, porque está claro que son pasajes “de iniciación”. En éste, una especie de profeta moderno le explica a Henry Miller tópicos de la filosofía oriental que hacen a cualquiera sentirse Elegido:

“Esencialmente usted es un hombre de fe. Un hombre de gran fe. El escéptico en usted es un fenómeno transitorio, una herencia del pasado, de otra vida. Tiene usted que desechar sus dudas –dudas sobre sí mismo, sobre todo-, lo están asfixiando. Un ser como usted sólo necesita lanzarse al mundo y flotará como un corcho (...) La edad no significa nada, no es la edad la que te da sabiduría. Ni la experiencia siquiera, como afirma la gente. Es la rapidez de espíritu. Los vivos y los muertos... Usted, más que nadie, debería saber lo que quiero decir. Sólo hay dos clases en este mundo –y en cualquier mundo-: los vivos y los muertos (...) Quienes viven en el mundo de las tinieblas vislumbran de vez en cuando el mundo de la luz, pero quienes viven en el reino de la luz no saben nada de la oscuridad. Los hombres de la luz no proyectan sombra. No conocen el mal. Tampoco abrigan resentimiento. Se mueven sin cadenas ni trabas (...) La libertad lo abarca todo. La libertad convierte todo a su naturaleza básica, que es la perfección. No crea que hablo de religión o de filosofía. Repudio ambas, totalmente. Ni siquiera son peldaños, como le gusta pensar a la gente. Hay que pasar por encima de ellas, de un salto. Si colocas algo fuera de ti, o por encima de ti, te conviertes en una víctima. Sólo existe una cosa: el espíritu. Lo es todo, y cuando lo comprendes, lo eres. Eres todo lo que existe, no hay nada más... ¿entiende lo que digo?

“Entiende usted, pero su realidad se le escapa. El entendimiento no es nada. Hay que mantener los ojos abiertos, constantemente. Para abrir los ojos, hay que relajarse, no ponerse en tensión. No tema caer hacia atrás en un abismo insondable. No hay nada en que caer. Está usted en ello y pertenece a ello, y un día, si persiste, lo será. No digo que lo vaya a tener, fíjese bien, porque no hay nada que poseer. Tampoco tiene usted que verse poseído, ¡recuérdelo! Tiene que liberarse. No hay ejercicios, físicos o espirituales, que practicar. Todas esas cosas son como el incienso: despiertan una sensación de santidad. Hemos de ser santos sin santidad. Hemos de ser enteros... completos. Eso es ser santo. Cualquier otra clase de santidad es falsa, una trampa y una ilusión...

“Ahora mismo, Henry Miller, nadie en este país sabe nada de usted. Nadie –y lo digo en sentido literal- sabe su identidad auténtica (...) Usted –y en ese momento espació las palabras-, usted solo tendrá que resolver sus problemas (...) el secreto estriba en no preocuparse de que nadie, ni siquiera el Todopoderoso, tenga confianza en usted. Debe llegar, e indudablemente llegará a comprender, que no necesita protección. Tampoco debe anhelar la salvación, pues la salvación sólo es un mito. ¿Qué hay que salvar? ¡Pregúnteselelo! Y, en caso de que sí, ¿salvar de qué? ¿Ha pensado usted en estas cosas? ¡Hágalo! No hay necesidad de redención, porque lo que los hombres llaman pecado y culpa carece de significado en última instancia. ¡Los vivos y los muertos!... ¡recuerde eso simplemente! Cuando llegue a lo más hondo de las cosas, no encontrará aceleración ni retraso, ni nacimiento ni muerte. Existe y usted es: esa es la cuestión, en pocas palabras. No se rompa la cabeza cavilándolo, porque para la mente carece de sentido. Acéptelo y olvídelo... o lo volverá loco...”

¿Cómo me va a extrañar que este buen hombre, al preguntarle Henry su lugar de procedencia, conteste entre vaguedades algo sobre “una aldea de Crimea, no lejos de Sebastopol”?

22.2.06

Cioraniana (II)

Parte segunda y espero que última... En ciertas cosas aún relaciono estos textos conmigo, pero llevan escritos cerca de tres años, como los de la parte “(I)”. Lo que más cambiaría hoy sería el tono: seguía triste, triste...


Cuando me miras así haría una locura
¿Cómo reconocer a un ser humano mentalmente enfermo? ¿Cómo distinguir a un loco entre la multitud? ¿No habéis sentido nunca la tentación de volveros locos? En un prólogo (escrito por Narciso Ibáñez Serrador) de una selección de relatos de Poe encontré una idea interesante que es todo un tópico: nada da más miedo que el propio miedo. Intuir que algo puede asustarme es la forma más segura de acabar asustado. Otra afirmación parecida, creo que aún más cierta, es que nada sale bien cuando se emprende teniendo muy presente que puede salir mal; de eso creo que hablaba Olivares en aquella página que colgué: si coges la bandeja con demasiado cuidado de que no se caiga se caerá. [Añadido de hoy: qué estúpido cuando de pequeño te dicen, como me ha recordado M. estos días, "no tengas miedo del perro, los perros huelen el miedo"]

Con la locura -la locura en la que no se conoce una “causa física directa” (y entrecomillo porque todo es físico, ¿no?)- imagino que sucede algo parecido. Primero uno empieza aceptando la posibilidad de volverse loco; después comienza a preguntarse si no lo estará ya en cierta forma, y en fin acaba, ya seguro de su problema mental -una losa que él mismo se impone y que por eso mismo vive como radicalmente externa, como un destino inexorable-, hablando con un coro de yoes y obsesionándose de modo enfermizo con sus contradicciones, miedos y dudas.

Otra comparación: la locura y la drogodependencia. Un yonqui llega a serlo porque más o menos conscientemente quiere sustituir algo que le duele o que le falta por otro problema mayor que anule el resto de preocupaciones; cuando uno se preocupa demasiado puede llegar a ansiar un estado en que sólo le sea exigible sobrevivir. Pero ni la locura lúcida ni la droga pueden sustituir la ilusión y las emociones positivas, que se hacen así cada vez más inalcanzables. Y yo declaro que no quiero estar loca. No es una forma ética ni razonable de llamar la atención. No es una forma respetable de vivir.

***

Diario con pretensiones
Miro maravillada por la ventana desde mi cuarto (mi espacio conquistado, mi pequeño reino). Veo la noche, que ha llegado lógicamente, a la hora oportuna, en el momento correcto y previsible del ciclo eterno y conocido... y sin embargo no soy capaz de situarla, de entenderla. La materia -los rayos borrosos y titilantes de las farolas, más numerosos y móviles hacia el horizonte donde ya no son sólo farolas sino también focos y coches y adornos de fachadas y más luces, el viento ondeando mi vestido, mis pies tanteando y clavándose en el marco inferior del balconcito, la calle sinuosa perdiéndose al fondo entre casas- me parece lo único existente y a la vez lo más irreal, lo más lírico del mundo. Me acerco a la vida desde las categorías racionales y cometo el temerario narcisismo de creer que soy yo el elemento irracional que lo desestabiliza todo. Fantaseo: "no está loco el mundo sino yo, consigo desordenar el sistema establecido, no hay fórmula para mí, yo soy lo Incomprensible". Y esa sensación es mi opio porque no quiero perderme en la realidad sino alejarme en una contemplación cada vez más velada y codificada... Me niego a desaprender, a fluir con las cosas, y no es cobardía, como creo a veces, sino siempre orgullo (demasiado única, demasiado Yo para integrarme, para rebajarme al mundo).

***

Autoayuda
"Lo que no te destruye te hace más fuerte". Qué verdad tan indudable... Si fuéramos capaces de vivir los sufrimientos como aprendizajes mientras los experimentamos... Pero sólo después de sufrir con verdadera intensidad (lo que sucede justo cuando nos es imposible salir del presente y situarnos en el futuro) se aprende la lección correspondiente. La cabeza nos es útil sólo con el dolor ya superado, cuando el corazón ha recuperado el ritmo de la salud.

***

¿Personajes?
Siempre seré yo. Todos los personajes son el autor, pero temo que en mi caso además sea evidente. Salir de mí misma... Si no es posible del todo, al menos hacerlo como en la imaginación, como en los sueños. El resultado no tendría que ser verosímil para ser interesante, pero me es muy difícil sentirme con derecho a crear. Sólo puedo argumentar, porque ahí veo más claramente que lo que hago es dar vueltas y masticar lo que ya existe. ¿Qué idiota se inventó el concepto de crear, de fabricar de la nada...? Lo único válido sobre la creatividad es lo que dijo algún filósofo cristiano: sólo Dios es capaz de Crear. Es decir: crear es imposible, una idea vacía, una palabra inútil.

9.2.06

Razonablemente

¿Que si soy feliz? Que si soy feliz... Tiene que haber una solución, tiene que haber un criterio mejor que otro para contestar a eso. Vamos a ver... ¿no soy secretaria? Habrá que hacer una especie de balance semanal. Películas, paseos, esperas, conversaciones, fotocopias, cenas... Resto eso, no tengo en cuenta eso otro, multiplico aquello por dos, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis, me llevo una... Sí. La respuesta es ¿sí?

Frase: Sólo hay una forma de ser feliz y es irracional.

Momento: Mucho sol, todo el cielo azul. Tengo tiempo, he quedado para comer. Quedar, comer: recreo, ocio, fiesta... tiempo. Busco el instante deliberadamente y aún así lo consigo: levanto la mirada y todo es perfecto y simple. La silueta de los edificios se recorta altísima contra el cielo: fotografiado, uniforme, iluminado hasta el infinito. Todo es infancia, pero no nostalgia: presente eterno e infantil. Soy una niña y la marea de gente pasando atareada a medio metro en todas direcciones me aísla aún más porque ellos no viven mi momento sino sólo en él, para mí. Soy el centro del universo. Estoy aquí. Estoy tan, tan aquí... Tengo que escribirlo, pero no ha pasado nada...

Monólogo interior (del protagonista de Johnny cogió su fusil. Está en la cama de un hospital desconocido, sin brazos ni piernas, sin ojos ni oídos, sin forma de comunicarse ni de actuar. Tras meses de monotonía, una ventana repentinamente abierta le permite sentir el calor del sol): ¡Es el sol! ¡El sol, he encontrado el sol! ¡¡Gracias, Dios mío!! Aunque nunca tenga nada más, siempre tendré a Dios y la luz del sol.

25.1.06



Jejeje... Al más puro estilo fotolós le dedico esta cosilla al cumpleañero de hoy. Gracias al Churro por su inestimable ayuda con el Photoshop (y a las señoras del locutorio, que sigo sin internet). Felicidades, señor A., te aloviamos cantidubi dubi dubi, cantidubi dubi dá. ¡O más!

14.1.06

Cumpleaños cetáceo ;-D

Elena la Ballena
explora los océanos
graciosa cual sirena

Moderna y salerosa
esquiva los corales
y sale siempre airosa

Entiende de belleza
(disfruta con las formas:
¡se queda de una pieza!)
Mas no anda despistada
y busca apasionada
(rompiendo algunas normas)
detrás de la corteza

Cualquier banco de peces
vistoso, colorido
en gris se difumina
de lo que desmerece
si Elena ha aparecido

Su sombra les fulmina
Los come con patatas
(su imagen femenina
asusta a las beatas)


No haya contemplaciones
Ni renos ni perritos
¡Rechace imitaciones
que no valen la pena!
Como animal favorito
Elena, la ballena

Jajajaja...

10.1.06

Por un mundo de Humpty Dumpties ya

Jaja... Os copio directamente dos trocitos de Al otro lado del espejo que vienen citados en el prólogo de El juego de la lógica y que me encantaron. Alicia está hablando con el Caballero Blanco. Sigue teniendo que ver con la ambigüedad del lenguaje y con mi fascinación por el “lo que es, es y lo que no es, no es”:

" Permítame -dijo el Caballero con tono de ansiedad- que le cante una canción.
- ¿Es muy larga? -preguntó Alicia, que había tenido un día poéticamente muy cargado.
- Es larga -dijo el Caballero-, pero es muy, muy hermosa. Todo el que me la oye cantar, o bien prorrumpe en llanto, o bien...
- ¿O bien qué? -dijo Alicia al ver que el Caballero se había callado de repente.
- O bien no prorrumpe".

Y explica el prologuista, que es Alfredo Deaño: "He aquí una aplicación inexorable del principio lógico de tercio excluso". O sea, que algo, o tiene un atributo, o no lo tiene. Si mentalmente escindimos una clase de seres-humanos-llorando-en-el-mundo en un momento dado, todo el maldito resto de personas que haya en el planeta Tierra en ese instante serán con toda seguridad los seres humanos que no están llorando, y por tanto se podrá hablar de ellos como la clase opuesta a la primera, la clase seres-humanos-que-no-están-llorando-en-el-mundo. Así de simple, así de infalible y estúpido. En los sentimientos, en el mundo animal que también habitamos (en realidad el único que habitamos, me guste o no), se puede estar medio llorando, se puede estar en ese momento crucial en que se está empezando a sollozar pero no se ha prorrumpido en llanto (¿o “prorroto”…? Qué horrrror); se puede incluso estar en un estado intermedio extrañísimo entre la risa y las lágrimas… pero no en lógica. No en lógica. En cierto sentido parece que para ser puramente lógico las cosas sólo pueden ser blancas o negras. Y así creo que funciona también nuestra cabeza cuando argumentamos, siempre por oposición y eliminación. Sin el tercio excluso tendríamos que rendirnos y reconocer eso de que estamos aquí para nada, de que “no somos nadie”. Porque cómo aclararnos, cómo crearnos un sentido, cómo contarnos una historia de nuestra vida sin síes y noes, sin blancos y negros absolutos…

Os invito a todos a la Primera Jornada de Humpty Dumpties. Ahí tendrá que haber más reglas aún que en mi cumpleaños, porque no se podrá razonar, no se podrá analizar, clasificar ni dividir o multiplicar. Todos dialogando como besugos sin intentar decir nada. Sería divertidísimo…
O neurótico: así es como califica Deaño el mundo de ficción de Carroll, me temo que con más razón que un santo. Y es que fijaos la de normas limitadoras que necesitaría tamaña búsqueda de la libertad. Siempre la paradoja: el mundo fantástico de Carroll también es lógico. La lógica parece una cárcel y Carroll un pobre preso que se vuelve loco. Mirad el otro trozo que cita Deaño:

“ El nombre de la canción se llama “Haddocks` Eyes”.
- Así que ése es el nombre de la canción, ¿no? –preguntó Alicia, que comenzaba a sentirse interesada.
- No, veo que no me entiende. Así es como se llama el nombre. El nombre en realidad es “The Aged Aged Man”.
- Entonces lo que tendría que haber dicho –dijo Alicia corrigiéndose- es que así es como se llama la canción, ¿no?
- ¡No! ¡Es algo totalmente distinto! La canción se llama “Ways and Means”: pero eso es sólo lo que se le llama.
- Bien. Entonces, ¿cuál es la canción? –preguntó Alicia, que a estas alturas se hallaba ya sumida en completa perplejidad.
- A eso iba –dijo el Caballero-. En realidad la canción es “A-sitting On a Gate”.

Es tan lógico que es como para volverse majareta. Pero no os dejéis engañar. En la última intervención el Caballero Blanco ha dado el paso prohibido en lógica que damos todos. De repente no habla del lenguaje, habla de la Realidad, de lo que Es, de lo que objetivamente Es la canción. Ha saltado a la metafísica. A la religión, vaya. ¿Será posible…?

No es sólo posible, ¡es inevitable!

6.1.06

Pedante lo serás tú

Si la vida no tiene sentido, entonces el lenguaje no significa nada concreto. Las palabras no pueden ser unívocas, tienen que ser necesariamente ambiguas.

Este nuevo argumento relativista, que podía haber aprendido leyendo a filósofos ya clásicos a los que no he leído, me lo han tenido que enseñar a hostias. Porque yo, ya lo he dejado caer, llego a mis conclusiones filosóficas negando siempre mi primer instinto (otra cosa en la que soy platónica, y van…); a mí lo que me gusta es sentir algo y luego darme cuenta de que ni eso me limita, analizarlo y cuestionarlo hasta que lo destruyo a base de dialéctica bruta… aunque ahí siga en el fondo. En este caso lo que me pierde, lo que me fascina, es ese “lo que es, es” que parece estar sobreentendido en el lenguaje y en la lógica. Ahí soy desesperadamente absolutista, al menos en el primer impulso. Así que ahí me tenéis cometiendo una terrible falta de educación: corregir a otro en su personal uso del lenguaje en mitad de una conversación sobre un tema que no tenía nada que ver con el idioma… El otro, comprensiblemente, se enfada por la interrupción. Estamos hablando de un amigo de él al que yo apenas conozco y le ha llamado pedante de la forma más cariñosa que os podáis imaginar. Y ahí entra el monstruo-absolutista-raqueliano-yo-entiendo-de-esto y centra el tema en la palabra “pedante”, porque, todo el mundo lo sabe –¡viene en el diccionario, por el amor de Dios!—, es despectiva.

Siempre que me pasa esto, en cuanto lo pienso un poco, veo que es una discusión estéril, y que además de maleducado es incoherente por mi parte hacer esas cosas. Porque mi miniteoría transitoria del lenguaje hoy por hoy es que es una herramienta cuya fiabilidad está basada únicamente en la estadística, en la opinión de los que la usan, como toda verdad. Así que es imperdonable obligar a nadie a que su verdad como hablante se adapte a la Verdad Verdaderamente Objetiva del diccionario, por más María Moliner que sea. La validez de lo que se dice depende del contexto, como ya dijo aquí Laura, y los que estábamos en aquella conversación entendimos perfectamente a qué se refería el que dijo “pedante”. La conclusión es que utilizó el lenguaje de una forma correcta, y además personal, lo que hace su forma de hablar mucho más hermosa.

Un día posterior volvimos a hablar de ello y eso ya fue más filosofía y menos pataleta. El gran Otro me mostró mi error, y lo hizo como suele sin necesidad de descender al orden racional de mi cabeza cuadriculada. Lo que entendí, reducido a torpe lenguaje, es que cuando yo discuto sobre generalizaciones en gran parte juego con las palabras, y lo hago porque es divertido, porque disfruto, no porque quiera llegar a la verdad. La verdad como tal, y en eso coincidimos los dos, no existe, así que las palabras no son vehículos de algo inequívoco, no nos traen conocimiento de algo trascendente. Son meras expresiones de sensaciones momentáneas. No podemos construir nada real partiendo sólo de lenguaje.

La vida no es para generalizar, igual que no es para ir al fútbol, ni para ser catedrático, ni para… nada. No estamos aquí para algo. Estamos aquí y punto. Y punto.