2.11.05

El chou de Sartre

Una amiga mía me contó que su exnovio, estudiante de filosofía, se había sentido contrariado con un diálogo de La última noche de Boris Grushenko porque no significaba nada. Lo divertido era eso, claro, mofarse de los filósofos gratuitamente, sin entrar a rebatir argumentos. Hacer el chorra así, en plan sanote, nada de indignarse ni de discutir, porque eso sería filosofar y porque no tendría ni la mitad de gracia. Iba más o menos así:

- Empieza a anochecer…
- Eso es una apreciación subjetiva.
- Pero la subjetividad es objetiva.
- No, ¡la objetividad es subjetiva!

(...)

- Oh heno, sólo heno, montañas de heno…

Esto, diga lo que diga otra amiga mía, es humor idiota. El humor puro, creo yo, siempre es idiota, aunque el cómico sea muy listo. Si uno intentara soltar una carcajada de un modo inteligente el resultado daría pena… Os juro que cuando vi Bananas en la Filmoteca de Madrid la sala estaba llena de gente… ¡y casi nadie se reía! Estoy segura de que el público filmotequero de ese día se sentía demasiado inteligente como para perder así las formas frente a una obra “de autor”. Puede que creyeran que reírse era una falta de respeto. Yo me imaginaba todo el rato al pobre Woody escuchando ese absoluto silencio tras sus chistes, qué deprimente…

El caso es que el exnovio de mi amiga parecía querer distinguir esa retórica vacía de un auténtico discurso filosófico… Creo que –descontextualizando un poco— no hay quien distinga, por ejemplo, muchas de las notas que tomé hace unos años de El Ser y la Nada, de una broma absurda. Lo que es yo, me he reído un rato y me he vuelto a acordar de Boris Grushenko. Hay trampa, porque Sartre –estoy convencida de ello— intentaba decir algo de verdad… Pero me temo que lo que consiguió decir, lo que realmente explicó, fue como mucho su propia forma de estructurar los pensamientos, su particular manera de llegar a conclusiones, de hacer comparaciones, de construir definiciones, de generalizar… Gracias a Sartre, hemos logrado comprender un poco más la cabeza de Sartre. Quizá no sea muy útil a la Humanidad, pero por lo menos te echas unas risas:

La reflexión es reconocimiento más bien que conocimiento. Implica una comprensión prerreflexiva de lo que ella quiere recuperar, como motivación original de la recuperación”.

La ley de ser del Para-sí, como fundamento ontológico de la conciencia, consiste en ser él mismo en la forma de presencia ante sí”.

La Nada es ese agujero de ser, esa caída del En-sí hacia el sí por la cual se constituye el Para-sí”.


Y mis favoritas, de nuevo a juego con el título de todo esto:

El ser de la conciencia es conciencia de ser”.

La conciencia, a la vez y en su ser, es lo que no es y no es lo que es”.

Si después de esto te quedan dudas acerca del sentido de la vida es porque no te enteras, tío.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ir a la Filmoteca a veces es como ir a Misa. Aunque no siempre son así de petardos, recuerdo una proyección de "El sur", de Erice, en que la gente se reía. Quizá se las quieren dar de público difícil...

-Jose Luis

Anónimo dijo...

Tengo que ver esa peli otra vez, que me quedé dormida viendola en casa de la amiga con ex-novio filósofo. Es usted grande en las letras, Raquelilla.

El enase basto pol

Anónimo dijo...

me da que conozco a esa amiga, y no hace mucho le pregunté, intentando ser vehemente, que para qué coño sirve la filosofía...ese perderse en las palabras... coño!

jejej agregada quedas, por escritora! hola!!

Anónimo dijo...

Bueno, por lo menos te tocó un público snob-silencioso. Yo recuerdo alguna película de Woody Allen en las que las carreras "a-ver-quién-se-ríe-antes-de-que-salga-el-subtítulo" desembocaban en verdaderos ataque de histeria colectiva.

Anónimo dijo...

El que la filosofía sirva para aclarar el sentido de la vida está por ver, el que quiera soluciones que ingrese en un convento. Lamentablemente la fe religiosa ha huido de tales parajes para instalarse en la vida cotidiana de cada cual. El hecho de banalizar la filosofía no es algo que pueda contrariar a nadie, ya que los innumerables tratados que se han escrito y que se escribirán no merecen mejor destino que el de la burla y el escarnio. Pero por otra parte el reírse de lo que se ignora es, cuando menos, preocupante. Las informaciones bursátiles que diariamente nos ofrecen los medios también conducen a la hilaridad, si no fuese, porque ¡hosanna! Y gloria a dios y a la virgen, pertenecen al territorio de la seriedad y certeza de las ciencias económicas. Cualquier crítica o resistencia que se pueda hacer en ese campo, como de los métodos disciplinares, los principios de dominio, la explotación, o el consumo está vetado desde su inicio, pues se hacen desde perspectivas tan absurdas como la filosofía; y como es conocido esta sólo puede permitirse aparecer en las películas como una jerga incomprensible para disfrute del público…e la nave va.

Raquel Márquez dijo...

No, no creo que Woody Allen, y menos yo, se ría de la filosofía por los motivos que tú crees. Creo que a él, y desde luego a mí, le gusta la filosofía y creo que además comprende a determinados autores y es capaz de disfrutar y de aprender de ellos. Se puede criticar la filosofía y no por eso mereces que alguien presuponga que no la entiendes, o que te metes con ella porque a ti lo que te gusta son las vulgaridades que engañan a las masas. Hay que creer más en las personas y estar menos en guardia contra la ideología dominante, que a mí, te lo juro por Arturo, ni me va ni me viene, ni me domina ni todo lo contrario.

No presupongas que yo creo más incomprensible o inútil o risible la filosofía que la bolsa. Sólo es que de bolsa entiendo menos aún que de filosofía, y no voy a hablar de economía, que aunque me incumba no me emociona.