5.7.07

Atravesar la pasarela. En el trato con personas que guardan con pudor sus sentimientos, hay que saber disimular: son capaces de odiar de pronto a quien sorprende en ellas un sentimiento delicado, entusiasta o sublime, como si hubiesen visto sus intimidades. Si tratamos de serles agradables en esos momentos, hay que hacerles reír o gastarles fríamente una broma maliciosa: entonces se helará su emoción y enseguida volverán a ser dueñas de sí mismas. Pero estoy diciendo la moraleja antes de contar la historia. Estábamos un día tan cerca el uno del otro que parecía que nada estorbaría nuestra amistad y nuestra fraternidad; sólo nos separaba aún el espacio de una pasarela. Cuando ibas a atravesarla, te pregunté: "¿Quieres reunirte conmigo por esta pasarela?" -pero tú ya no querías y no respondiste a mis súplicas reiteradas. Desde entonces se han interpuesto entre nosotros montañas e impetuosos torrentes, y todo lo que separa a un ser de otro y les hace extraños entre sí; ¡aunque quisiéramos reunirnos ya no podríamos! Pero cuando ahora piensas en aquella pasarela, te quedas sin palabras -y ya sólo te asombras y sollozas.

Contra el arrepentimiento. El pensador ve en sus propios actos tentativas e interrogantes encaminados a obtener aclaraciones sobre algo: el éxito y el fracaso son para él, antes que nada, respuestas. Eso de irritarse o incluso de arrepentirse de un fracaso es algo que deja a quienes no obran sino cuando se les manda y deben esperar que les apalee su gracioso amo si no le agrada el resultado.


Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia

5 comentarios:

Carne Radioactiva dijo...

me gusta lo de hacerles una broma maliciosa, pero no se por qué!....hoy cocina la moraliaminima...isr

mario dijo...

¡A fracasar! ¡A fracasar! En estos tiempos en los que tantos nos miden por nuestros éxitos (básicamente económicos) hay que reivindicar la figura del fracasado risueño.

Raquel Márquez dijo...

Eso, eso.

Sobre todo porque el fracasado no nace, se decide hacer. Yo interpreto así el texto, si vas fracasando en cosas (y nadie fracasa en todo, siempre se triunfa en cosas) es porque estás probando, y hay que tomárselo como un aprendizaje. Porque somos pensadores, no esclavos!

Bueno, Friedrich, era más o menos eso, ¿nuuu?

Anónimo dijo...

El éxito y el fracaso son respuestas y, también más que nada, experiencias.

Al final, todo se reduce bastante a eso, experiencias. Se suman y se sigue.

(os gusta el marisco?)

beijos

Miguel B. Núñez dijo...

Nietzsche, que buen sabor me deja en el paladarrrrr!!!