(Como he escrito la Biblia en verso, contesto a Laura aquí en una entrada nueva. El comentario de ella al que respondo está en la entrada anterior)
Laura, lo menos que podías hacer era llevarme la contraria, porque puse justo dos ejemplos de los que hemos debatido y que dejan clarísimo que tenemos una visión muy diferente del tema. Sé que no vamos a llegar a una conclusión, pero creo que será divertido intentar explicarme más...
- ”¿No es mucho más inmoral el eterno personaje de Woody Allen egomaníaco, infiel, con ínfulas de genio y depresivo que Larry David que simplemente carece de habilidades sociales?”No, para mí es más inmoral Larry David (su personaje), porque me da la sensación de que el humor que hace sobre sus defectos pretende justificarlos, y no analizarlos. No quiere ponerse en un tela de juicio y evolucionar a partir de ahí, lo que quiere es que la gente le acepte exactamente tal y como es. Y si no le aceptan, el problema no es de él, es de ellos. Que se aguanten. Woody Allen no queda como alguien perfecto en sus películas, pero para mí la ética no es ser perfecto, sino preguntarse “¿voy por buen camino?”, relativizar el propio ego y verlo en relación con los demás. Eso sí lo hace el personaje de Woody Allen, e incluso frecuentemente el resto de personajes le dan una lección y le hacen ver que está metiendo la pata. Cuando esto pasa, no se trata de una moraleja, sino de puro realismo: está claro que, en la vida, cuando uno actúa de forma egoísta se arriesga a que los que están muy cerca se sientan heridos y se rebelen.En cambio Larry David (el personaje, insisto) es lo contrario; no se relativiza, a mi modo de ver se justifica. No se plantea si hace bien o mal, si puede hacer las cosas mejor la siguiente vez, sino que él parte de que nació así y se adora a sí mismo tal y como es, inocente de todo, buena persona de nacimiento. El personaje se inmuniza contra la crítica, o eso intenta, cuando deja claro algo así: “Así soy yo, un simpático caradura que no sabe tratar con la gente, y si estás conmigo eso es lo que tendrás”. Eso para mí es el máximo de la egomanía y de la vaguería, porque en ese plan nunca tendrá motivos para mover un dedo y mejorar algo importante en su vida.Como no reflexiona sobre sus actos de una forma ética, no es que sea exactamente malo, sino que es como un animal, o como un niño grande, el mundo le ha hecho así. Para él sus actos son necesarios, ¡como los de un dios! “Y si alguien sufre ¿qué le vamos a hacer? Es inevitable, porque así soy yo, ¿no es gracioso?” Eso es lo que yo no puedo aguantar. Nadie tiene habilidades sociales (como ningún otro tipo de habilidad) sólo porque nace con ellas. Hay que desarrollarlas si es que te importa relacionarte con los demás de una forma más o menos justa, si es que te importan los demás.
- Ser fiel a su mujer.
Interesantísimo tema. Ser fiel puede ser el fruto de una reflexión ética muy respetable, pero no siempre. Que alguien sea fiel no le hace ya de por sí buena persona, en eso estoy segura que estamos de acuerdo. Si la otra persona quiere que seas fiel y a ti no te cuesta dominarte, simplemente actúas según lo que es más conveniente para ti. Si te cuesta dominarte y sin embargo lo haces, puede ser -no digo que siempre sea así, yo en líneas generales creo en la fidelidad- por un acuerdo más o menos explícito: a ti te gustaría que tu pareja no lo hiciera y te dominas para merecer que tu pareja no te haga daño en contraprestación. Eso no me parece inmoral en absoluto, pero tampoco te da “puntos de moralidad”.El personaje de Woody Allen cuando es infiel es porque está muy interesado en alguien que no es su pareja, no porque caiga ante el primer capricho. Se enamora, o cree enamorarse, y sigue sintiendo amor por su pareja. Ahí está el conflicto, y él nunca sale moralmente limpio de él, pero sí cambiado, habiendo aprendido algo. Larry David no es infiel, pero tampoco es muy sincero con su mujer, y en un capítulo en que ella se enfada con él, él, en vez de hablar, intenta solucionarlo regalándole una joya. Parecen respetarse lo mínimo para convivir, pero ¿amor? No sé, creo que la serie ni toca el tema.
- “Es bueno con sus amigos (hasta plantearse donarle a uno un riñón)”
¿Eso te parece destacable? A mí casi no me parece ni bondad, me parece lo normal si es que estamos hablando de amistad. Yo, aunque no haya pensado nunca seriamente en ello, parto de la base de que mis amigos íntimos se lo plantearían por mí, igual que yo por ellos. Si un amigo se va a morir, y puedes salvarle con un riñón tuyo... Joder, si ni siquiera te planteas donárselo, entonces no es que no seas un amigo perfecto, es que quizá lo que tienes es sólo compañía o entretenimiento... Lo que es yo ¡no lo pienso llamar amistad! - “Cree que su situación económica y éxito televisivo son fruto simplemente del azar y que cualquier día se perderá”.
Eso a mí tampoco me parece bueno. De hecho me parece otra negación de la ética. Si pienso que he triunfado por algo lógico, eso me lleva a relativizarme, a pensar en mí en relación a los demás, ¿qué ven en mí? Pero es menos problemático, más cómodo, despreciar al público. Por si acaso se meten conmigo, o por si me abandonan. Es mejor despreciarles por principio, así no me afectará. No sea que su opinión me haga plantearme mi forma de ser, o mi forma de enfocar mi trabajo. Ahora triunfo, sí, pero si fracaso pensaré no que quizá hay algo que puedo mejorar, sino que no tienen ni idea, así que mejor decir desde ya que tampoco tienen ni idea cuando me encumbran. Así quedo por encima de su opinión.
La verdad es que nunca debo sentirme mal, porque no soy el único que apesta... Todo apesta, todo es casual, no hay justicia. Y para qué me voy a empeñar en ser buena persona si no hay justicia, si se premia a cualquier mierda, si mi triunfo es casualidad. Pues hala, a seguir como hasta ahora...
Yo, Raquel, si triunfo (y triunfar puede ser ser buen carpintero, o buena profesora, como tú, no sólo ser famoso) espero que sea porque me lo merezco. Y espero saber mantenerlo y hacerme digna de ello, y no simplemente esperar a que continúe o a que se me acabe, con los brazos cruzados. - “Está lleno de buenísimas intenciones”.
Ahí simplemente no sé de lo que hablas, necesitaría ejemplos, porque en los capítulos que he visto sus intenciones son cosas del día a día que no tienen nada que ver con la bondad ni con la maldad. Comprar cosas, pertenecer a clubs, salir del paso cuando alguien te pide algo que tú no quieres dar... Todo va de intentar conseguir cosas sin crearse obligaciones. - “Para mí es absolutamente entrañable,joer, soy yo!!”
Coincido contigo en que lo que me recuerda a mí me parece entrañable (igual somos un poco egocéntricas en eso, fíjate). En temas de autopercepción es en lo que menos te puedo hacer cambiar de idea, pero vamos, ten claro que para mí no eres así ni de lejos, igual que me decías tú a mí en relación a Henry Miller, por ejemplo.
- “Un humor que desentraña todas esas horribles casualidades inocentes que te dejan quedar como un hijoputa, o un racista, o un machista... ante la sociedad cuando tú sólo querías ir a por pan”.
No me creo que te haya pasado eso, pero si fuera así, igual no sería casualidad, ¿no? Si la gente te ve de una manera, me parece el mínimo respeto hacia ellos plantearte si no tendrán parte de razón. Cuando la gente me ha dicho que tengo una visión demasiado moral del mundo (¡a la vista está!) o que soy quejica, “rebelde sin causa”, exagerada, insegura, o cualquier otra cosa, yo no he pensado que todo sean casualidades inocentes. Si fuera así no estaría escribiendo esto porque para mí sería un tema muerto e innecesario. Yo confío en entender a la gente y que me entiendan.
- “ Alguien insoportable, el típico plasta que cae mal y que además no hay manera de que se dé cuenta, pero se le quiere”.
No he conocido a nadie tan carente de cosas positivas. He conocido malas personas que tenían sentido del humor, plastas que luego podían ser tiernos con la debilidad ajena... Pero cuando en alguien me ha pesado más lo malo en la balanza no le he podido ni le he querido querer.
Para mí los afectos no funcionan de forma tan diferente en la realidad de la ficción. Tú misma dices que “la ficción nos obliga a aceptar, a divertirnos y a querer al personaje plasta que en la vida real no soportamos. Lo reconozco, yo no respeto tanto a mi jefe como al de The Office”. Entonces, ¿cómo va a ser moral la serie, si no te ha mostrado nada que te sirva para mejorar en la vida real? Lo que yo interpreto es que la serie pretende precisamente reproducir la vida real de forma que no te apetezca cambiarla, sino aceptarla y encontrarle la gracia que no le encuentras en el día a día. Vamos, que la serie te ayuda a seguir despreciando a la gente a la que desprecias, y todos los personajes están contigo en despreciar al claramente despreciable. Que luego se sientan condescendientes y le aprecien es catártico pero no corrector, sino todo lo contrario. Es tranquilizador, justifica la injusticia. Porque que plastas y anormales así sean jefes no sólo no es muy común, sino que cuando pasa es injusto y evitable.
Uf, pero todo esto es sólo mi interpretación, ¡claro! ¿Qué decías de Pajares?