27.12.11

Las prostitutas se suman a la lucha de los autores: “La cultura del todo gratis nos está quitando el pan de la boca, y lo que no es el pan”.

Hetaira, el colectivo en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, y la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, A.N.E.L.A, han puesto en marcha una campaña conjunta para luchar contra las pérdidas del sector, provocadas en su opinión por la generalización de una “mal entendida” libertad sexual. “Lo que no puede ser es que los chavales se inicien cada vez más en el sexo sin pagar, masturbándose en su casa con revistas de sus padres o incluso entablando relaciones con mujeres no profesionales, para las que el sexo es sólo un hobby de fin de semana”, ha dicho la portavoz de Hetaira, Concha García. “Cada vez se valora menos una paja bien hecha contratada legalmente en un burdel. Y no es que no lo entienda, si puedes conseguir un polvo gratis en la calle así como así... La situación nos exige hacer algo, y hacerlo ya. ” 

En la misma línea, Ginés Montes, de A.N.E.L.A., precisa: “No se trata de criminalizar al usuario. Pero si seguimos transmitiéndoles que se puede fornicar gratis, que el sexo no vale nada... cada vez más gente dejará de follar, o lo harán de cualquier manera”. Ante las críticas de algunos sectores, Montes matiza: “Es cierto que siempre habrá sexo, pero si no se puede cobrar por ello, ¿quién va a practicar ocho horas diarias para ofrecer el mejor servicio?” El empresario ha opinado sobre el ranking que sitúa a España en el top de coitos ilegales: “Puede que sea en parte por el clima, sí, pero también, reconozcámoslo, por una cultura del todo vale y del viva la Virgen que nos sitúa a la cola de Europa, nunca mejor dicho”.
La primera medida, según A.N.E.L.A., debería ser la aplicación de un canon a los fabricantes de camas. “Así es. Esta gente se está lucrando gracias a un vacío legal. La excusa que nos ponen los fabricantes es que hay gente que tiene cama sólo para dormir, y que ellos no pueden vigilar lo que hacen sus clientes... pero todos sabemos que nadie se compra un colchón de viscolátex de dos metros de largo y 1'50 de ancho sólo para dormir”.
El Manifiesto en Defensa de la Democratización del Sexo ha sido otro de los blancos de la crítica de las prostitutas. “La libertad está muy bien, pero nosotras tenemos derecho a vivir de nuestro trabajo. Hace unos años que, no sólo yo, sino casi todas mis compañeras más cercanas, profesionales increíbles con las que llevo bregando desde que empecé, hemos notado un bajón tremendo, por algo será”, ha dicho la portavoz de Hetaira, antes de abandonar la rueda de prensa para celebrar su cincuenta y cinco cumpleaños en un restaurante cercano.

22.3.11

Debatamos sobre los debates, ahora que tengo tiempo y que me he puesto de fondo la música de mi querido tío Carlos, que siempre inspira y relaja.

Supongo que me convendría más tener un blog sobre ficción, o televisión, hablar de historias, de series... de eso a lo que me quiero seguir dedicando algún día. Hoy podría hablar sobre la difícil decisión de esta noche: Modern Family o Downton Abbey. Pero mientras tanto, esto de las ideas sigue siendo mi vicio más personal...

Al lío. Estos días en Facebook he vuelto a provocar un intercambio de opiniones de los que me chiflan, no tanto por el tema del que se trataba (que también) sino sobre todo por la cantidad de cosas que las personas comunicativas soltamos impúdicamente sobre nosotros siempre que intentamos explicar por qué algo nos gusta o nos disgusta.

Tener buenos amigos es lo mejor de la vida, mucho más importante que el arte o los gustos (como le pasa a Miguel, estoy de acuerdo con todo lo que dice Rosa Montero aquí), pero es que debatir con calma es útil para dos cosas: conocer en profundidad a los amigos (fundamental para quererlos más y mejor) y apreciar en lo que vale la "intensidad" de las amistades: las relaciones más íntimas son ésas que resiten un debate a fondo, y la gente más cercana es ésa que sabe que puede permitirse llevarte la contraria. 

Por supuesto, no digo que los mejores amigos tengan que ser como yo, incontinentes verbales que disfruten de las polémicas cual enanos. Lo que digo es que cuando hay verdadero cariño uno sabe que, si lo necesita, puede ser él mismo. Ser sincero con el otro en el más amplio sentido de la palabra. Y si alguien que nunca parece en desacuerdo un día salta y nos lleva la contraria con vehemencia, la conclusión primera y más valiosa que tenemos que sacar es que nuestra opinión le afecta, que estima en algo nuestro criterio.

Pero la sinceridad no justifica las faltas de respeto. Y aquí llegamos a la parte espinosa, porque ¿qué es una falta de respeto cuando estamos intercambiando ideas contrarias? ¿No es muy difícil delinear la zona de juego limpio que media entre la "honestidad brutal" y el sangrehorchatismo? Es difícil, sí, pero creo que no imposible.
Por ejemplo, yo diría que éstas son faltas de respeto:

- Utilizar cosas personales del otro. Entendámonos, lo personal siempre está ahí, de nuestra personalidad dependen en última instancia nuestras opiniones... Pero eso significa que podemos hacer referencia a nuestra experiencia para explicarnos, no que podamos soltar conclusiones sobre la forma de ser del otro. Aunque las saquemos (y las sacaremos), un debate no es el momento de hablar de los traumas ni los afectos de nadie, ¡y menos públicamente! Si tienes confianza con esa persona, ya surgirá la ocasión. Y si no tienes confianza, todas las referencias personales (incluso las que parecen positivas) son peligrosas.
A: "Eso lo dices porque te acaba de dejar tu novio y estás sensible con el tema".
B: "Eso lo dices porque eres un pueblerino".
C: "Eso lo dices porque eres un amargado de mierda que merece morir en la silla eléctrica".


- Centrar las intervenciones en desautorizar las opiniones del otro más que en defender las nuestras. A veces es puro miedo a ser convencido, falta de seguridad. Otras es simplemente que somos unos cerrados del copón.

A: "Eso es lo que dicen en El País, deberías leer otros periódicos".
B: "¿Que te fascina esa película tan mala...? ¿No será que quieres epatar a esos colegas guays que tienes?"
C: "Qué cosas más raras se te ocurren, cualquier día acabarás en el manicomio disfrazado de oso hormiguero con un embudo en la cabeza y cantando Las cosas del querer".

- Hacer callar al otro. Como con todo, la cosa cambia si se hace de broma. Pero si buscamos realmente que el otro abandone o se avergüence de haberse expresado... sí, amigos, es una falta de respeto.
A: "Pues nada, sigue soltando burradas, yo ya he tenido bastante".
B: "Y a todo esto, ¿tú no tienes nada mejor que hacer que discutir en internet?".
C: "Cuando hayas visto los 217 capítulos de mi serie favorita tendrás derecho a hablar. Hasta entonces lo que digas sobre ella es un prejuicio, eres un insensible y haces llorar al Niño Jesús".

- Decir que el debate es estéril. Cuando sentimos esto es porque no estamos sacándole partido al punto de vista del otro, nos ciegan las ganas de ganarle como sea. Y como no lo conseguimos (un buen debate nunca se gana) nos frustramos y pisamos el freno por las bravas, cargándonos por el camino todo lo bueno que haya podido haber en el intercambio. Esto a veces no lo parece, pero para mí es una falta de respeto.
A: "No sé qué hago hablando contigo de este tema, no sirve de nada".
B: "No tendría que haberte contestado, olvídalo. Ya nos veremos".
C: "Di lo q quieras ijoputa q cuando te piye te va a comer tolos dientes sunormál d mielda".


[Si sueles decir cosas tipo A o B, asúmelo: no te gusta debatir, al menos no sobre ciertos temas. Evítalo y serás más feliz. Piensa que si no dices nada, nadie te llevará la contraria... ¡tendrás razón para siempre!
Por otro lado, si lo tuyo son las frases C, anímate a ser guionista. O mejor no, que está la cosa fatal]


Hay una cosa que no me parece estrictamente una falta de respeto, pero que tiene más peligro que Pío Moa en la cabalgata del Orgullo, y es hacer juicios negativos sobre algo que te han recomendado con cariño. Creo que eso hay que hacerlo sólo en primera persona y con mucha humildad. Porque una recomendación es un regalo (a veces literalmente), y quitarle valor a un regalo está feo. Por otro lado, si tú eres el "recomendador" también estás recibiendo información útil. Encájalo con optimismo: la próxima vez seguro que recomiendas mejor y traes más felicidad a este mundo cruel.

En cuanto a esos temas que por lo que sea nos tocan la fibra sensible y no nos permiten hablar con tranquilidad, la solución, insisto, es no debatir sobre ellos. No por tomarnos algo con mucho sentimiento tenemos derecho a imponer nuestro gusto o ideas como si fueran una religión. No hay nada tan objetivamente Bueno, Verdadero y Perfecto que compense tachar las opiniones de un amigo, por duras o tontas que nos suenen. Y tengamos en cuenta que cuando alguien está muy en contra de algo "nuestro", probablemente es porque también está metido en ello hasta el cuello, también se juega algo "suyo", algo positivo, aunque a primera vista no se aprecie fácilmente. Ser ateo, por ejemplo, no es sólo estar en contra de los religiosos.

En general, nunca debatas "en defensa propia". Si sientes que tienes que defenderte, eso no es un debate, es una guerra. Y ya se sabe, si hay una guerra y no vamos nadie...

Ah, y ojo a los detalles y a las formas. Despídete amable (o huye a la francesa, que también es elegante), quita hierro, sobre todo en las últimas intervenciones, y no quieras dejar mal sabor de boca en el otro, que si haces eso seguro que a ti se te queda uno aún peor.

Y no debatas cuando tu churri te está esperando para cenar. Que bastante tiene ya con aguantar según qué tonterías.